domingo, 29 de marzo de 2009

Menstruación por Cecilia (parte1)



Me levanto de la cama y siento un ligero mareo, palpo mi vientre y siento esa vibra: No, otra vez no, nada vale ya; ni ponerme de cabeza ni abrazar mis piernas junto al pecho: siento la vibra y viene ya; ésta es una parte irreductible de mi existencia. ¡Viene, viene, ay no! Siento calambres, y calambres y calambres y calambres que aaaaaaaaaaaaaay, quiero vomitar, no, no, la náusea se pasa, tiene que pasarse. Sólo quiero orinar. Orinar todo el tiempo, toda una vida, voy a quedarme ahí todo el tiempo que haga falta[1], en el retrete, en el excusado; y claro, pues necesito excusar todos mis pecados: soy el origen de todo pecado y mi castigo es el eterno retorno del Eterno Retorno, aquello que vuelve y vuelve y se re, re, re, repite y nunca parece detenerse.

Sigo sintiendo La Vibra, ahora estás más cerca que nunca, doy un paso, otro paso y de pronto fffpppjjj….¡gluc! (una pequeña gotera). Ya estás aquí, has manchado mi pantaleta. No puedo dormir, quiero seguir orinando, regreso a mi lugar de origen, he manchado todo de sangre: sangre roja, negra, tejidos mucosos, coágulos: mis nuevos amiguitos inseparables que me acompañan a todas partes entre mis bragas y mi vagina; y cada vez que vuelven son otros, nunca los mismos, porque todo está en constante movimiento, todo fluye, como el agua de un río (mais oui j’aime la philosophie)

Ahora cuando río: fffffppppjjjj….¡gluc!, (riachuelo) o si estornudo: fffffpppppjjjjj….¡GLUC! (¡río caudaloso!), al levantarme de la silla ffffffffffpppppppppjjjjjjjjjjjj …¡GLUC, GLUC! (una cascada, la más fuerte) ¡No puede contenerse! Es y está; es y es, y está y está y no se va. ¡Vete!... Vete ya, no quiero tenerte conmigo.

Menstruación, hija de la chingada, hija de la Malinche, de Eva, hija, por consecuencia, mía y sólo mía, y de todas ellas tan lejanas a mí.

¡Déjame, déjame ya!

 

[Ejercicio verbal]

Voy a menstruar: toda una vida.

Menstrúo mis pecados; menstrué al amor; menstruaré eternamente a la cigüeña, mañana menstruaba diez mil abortos, ayer menstruaría cuarenta mil muertes chiquitas, deseando que menstrúe a la semilla y al huevo.

Fui a menstruar: amiguitos y más amiguitos.

He menstruado mi vida entera; húbete a ti menstruado; habré, hace dos meses, menstruado mis errores, cuando había menstruado mis felicidades y habría menstruado enrojeciéndolas por siempre, pero fue imposible.

 Iré a menstruar: ayer cuando todo esté tranquilo.

 ¿Quieres que menstrúe mi existencia, desearías que menstruase mi belleza en un parpadeo? A la que menstruare todo, habré de envidarle.


[1] Cfr. Del original “Voy a quedarme aquí todo el tiempo que haga falta” En el filme de: Médem, Julio. Los amantes del círculo polar. España, 1998. Sí, el bello monólogo de Ana, aunque ella, obviamente no se refiera al retrete.

1 comentario:

Miguel Posadas dijo...

Chale... me sentí mal de ser vato.

Lo repito Lucho, ¿qué sería de tu cajita si no conocieras gente tan chida como la que conoces?

¡LU-CHO! ¡LU-CHO! ¡LU-CHO!